lunes, 21 de julio de 2008

Se dice que Bastet no llora

Hace meses Anubis, Mista y yo nos citamos en una cafetería para beber café y, como siempre, platicar de irrelevancias. Llegué un poco antes, busqué una mesa y esperé la llegada de mis amigos. Mientras miraba el ir y venir de la gente de pronto mi atención fue atraída por 3 personas que entraban, se sentaron 2 mesas delante de mí, 1 de ellas lloraba desconsoladamente y sus compañeros (me imagino) trataban de animarla con palabras, apapachos, café y pastelitos, ¿qué pudo pasarle para que llore de esa manera? me pregunté, a mí nada me hace llorar, pensé, incluso MamáBastet asegura no haberme visto llorar nunca, por supuesto, exceptuando las veces que siendo bebe no se tiene otra manera de decir “tengo hambre”.

He reflexionado varias veces sobre esto y créanme cuando les digo que no me reprimo para contener el llanto, simplemente no me dan ganas de llorar. No lloro por tristeza ni por alegría, vamos, no lloré cuando el horrible e intenso dolor me impedía moverme. Es por eso que comencé a creer en la leyenda de que Bastet es incapaz de llorar, incluso creí que se trataba de algo mal en mi, hasta es una ocasión me gritaron “¡eres una niña sin sentimientos!”.


Sin embargo acabo de comprender que esto de llorar es como el sentido del humor: hay quienes con cualquier cosa sueltan carcajadas así como hay otros que a la menor provocación sueltan el llanto, porque ¿saben?, hace poquitos días lloré. Seis palabras me hicieron llorar. Por vez primera mi memoria registró un llanto mío. Sentí impotencia, desolación y un extraño vacío en el estómago, sin previo aviso la vista se me nubló, una lágrima cayó, pestañeé y un par de lágrimas más escaparon. Entonces, por un pequeño instante, recordé a aquella chica de la cafetería pero ahora me preguntaba que fue lo que la consoló, ¿pudo ser consolada?... al final ya no importaba, lo que yo necesitaba era estar sola, así que sequé mi rostro con las manos y me alejé lo más que pude del contacto humano.


Al término del día, con la mente algo menos ocupada, pensé en el nudo en la garganta, se supone que eso se siente antes de llorar ¿no?, creí que tendría una sensación similar a cuando al intentar pasar una pastilla enorme parece que se quedará atrapada en la garganta por siempre, a pesar de que se beban litros y litros de agua.


En fin, el punto es que la leyenda eso es, una leyenda, pues Bastet llora a la misma razón que llueve en el desierto, apenas unos cuantos centímetros cúbicos al año, que en mi caso sería unas cuantas lágrimas en la vida... por lo menos eso espero, porque llorar no está padre.

lunes, 7 de julio de 2008

Soñar o Soñé que soñaba

Con mucha frecuencia (más de la que quisiera) tengo insomnio, por esto, por aquello o sin razón aparente duermo poco, pero siempre al despertar tengo la sensación de haber estado soñando, generalmente recuerdo imágenes sin relación evidente que durante el transcurso del día se desvanecen de mi memoria, pero otras pocas veces, las escenas se entrelazan para terminar en una historia más o menos completa.

Se dice que todos soñamos todos los días, que es un hecho científico. Seguramente sí, sin embargo me tomo el atrevimiento de decir que hace 2 o 3 semanas no sueño (o por lo menos, para ser más correcta, no recuerdo haber estado soñando), y hace 2 o 3 semanas no tengo insomnios… hasta ayer.

Ayer no podía dormir, iba de un lado a otro de la cama sin conciliar el sueño y de repente todo se puso muy, muy oscuro, de esas oscuridades en las que es difícil distinguir si tienes los ojos abierto o cerrados, al siguiente momento ya estaba soñando…

Me encontraba en mi habitación, pensando, mirando llover y a pesar de que la ventana estaba cerrada podía sentir las gotas de agua en la cara. Entonces cerré los ojos para concentrarme en el frío de la lluvia y soñé.

Soñé que la casa en la que vivía eran dos casas, en una de ellas vivíamos solamente yo y mi futuro gato, Ío. Un gato grande, atigrado, con ojos azules como el cielo y bigotón. Me quería y yo a él.

En la otra casa vivía con otras personas que me querían y yo a ellas, no recuerdo con cuántas ni quienes, pero sí que escondían algo de Ío, por eso no podía llevarlo allá. Tenía sentimientos ambivalentes, felicidad por estar con los otros, pero angustia por dejar solo al gato. Mi deseo era que personas, gatos y lo que sea que estuviera bajo vigilancia pudiéramos convivir juntos.

De repente abrí los ojos, vi el cielo gris, la ventana estaba mojada y abierta, ya no llovía. La oscuridad muy, muy oscura regresó de improviso. Respiré profundo y al abrir nuevamente los ojos (o al desvanecerse la oscuridad) miré el reloj y me di cuenta que en dos minutos sonaría la alarma del despertador.

El despertador sonó, y recordando mi sueño me preguntaba ¿qué extrañaría más: soñar o dormir la noche completa?


PD Pensaba ilustrar el post con la imagen de un gato parecido al de mi sueño, pero prefiero que Ío se quede en mi memoria hasta que exista en esta dimensión.