sábado, 29 de diciembre de 2007

Nostalgia

El calendario gregoriano marca que el fin de un ciclo de 365 días está por terminar, y para muchos (me incluyo) es el momento de hacer un recuento de las actividades realizadas durante el año: que se hizo, que no, que está pendiente y que se pretende para el próximo periodo (un plan más allá del que se hace durante el atragantamiento de uvas).

Justo en esto estaba cuando, de súbito, un pensamiento llegó a mi mente, un pensamiento que ya no tenía y daba por terminado, uno que ya no me agobiaba: el deterioro de los recuerdos.

Cuando alguien muere, a manera de consuelo, suele decirse que el difunto seguirá con vida mientras se mantenga vivo su recuerdo, entonces, metafóricamente, los pensamientos generan vida. Ahora, si aún se continúa biológicamente vivo, es decir, que el aire entre y salga de los pulmones, que el corazón lata y reparta sangre por el cuerpo, todas esas cosas, ¿qué pasaría si todos se olvidan de ti? Si todos tus familiares, amigos y conocidos olvidan que existes, ya no estas en la memoria de nadie, entonces, la falta de pensamientos (o, para el caso, recuerdos) evocándote ¿te proveen de muerte?, también metafórica, claro.

Sintetizando: Muerto a quien se le recuerda se le puede sentir “vivo”; vivo a quien se le olvida ya no importa, está “muerto”.

Después de que mi familia y yo nos mudáramos de casa por segunda vez, estas reflexiones angustiaban mucho a Bastet13años, ella misma se imaginaba como un recuerdo, que a fuerza de no ver más a sus amigos se iría gastando, percudiendo, deslavando, convirtiéndose en una película cada vez más translúcida hasta que un día quedara completamente transparente, nadie la vería porque nadie se acordaba de ella, entonces podría morir en cualquier instante y nunca ninguno lo notaría.

Todavía hoy me pregunto (con la diferencia de que ya no me siento morir) si todos esos amigos que dejé atrás me recuerdan, y si es así ¿de qué manera?

Alrededor de 2 meses atrás MamáBastet me dijo que vio a M, el mejor de mis mejores amigos durante los últimos 6 años antes de mudarnos, junto a su mamá hacía compras, seguramente para las fechas decembrinas. MamáBastet y MamáM también fueron amigas, por lo que mi mamá quiso llamarla para saludar, sin embargo en ese momento se distrajo con algo y al darse cuenta ya se habían alejado demasiado. Ni modo.

Por años imaginé como sería reencontrarme con M: siempre fue alto, por lo que supongo que ahora tiene la estatura de Michael Jordan (MamáBastet lo confirma), de modo que debería mirarlo hacia arriba, casi torciéndome el cuello y decirle “¡Hola M!, Soy Bastet, ¿te acuerdas de mí?” (Chist! ni siquiera se les ocurra pensar que puede contestar que no). Tanto pensé en eso que me convencí de que era una posibilidad tan remota que tal vez nunca llegaría a suceder... pero con el avistamiento de MamáBastet me siento más optimista.

No sé si alguno de aquellos amigos a quienes añoro leerá esto, pero seguro me identifican si les digo: ¿Quién sospecharía de la niña que siempre saca 10 en todo y asiste, voluntariamente, a clases los sábados? ;)

Y para M (MACG): Bastet es la misma niña que tenía con tigo un negocio clandestino de venta de calcomanías en el salón de clase, casi nos convertimos en usureros ;) ;)

Bueno, ya me desahogué, ¡nos vemos en 2008! :)

martes, 18 de diciembre de 2007

WTF!!


Y otra vez WTF!!

Amiguitos esto no es una broma, ni una alucinación, en verdad hay una mujer que vende pelucas para gatos.

Ja! Y dicen que yo tengo una obsesión.

























PD Disculpen ustedes este post express, los cierres de año y los compromisos sociales de la temporada han ocupado mucho tiempo, pero les prometo que el siguiente será profundo y con mucha filosofía :P

lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Hey! esa es mi idea.

Soy fan de los Post-it, tengo muchos de diferentes estilos, tamaños, formas y colores, hasta la versión digital (aunque no la uso mucho). Todos conviven en armonía, los clásicos amarillo canario, los grandes con dibujitos impresos, los que tienen forma de estrella y los delgaditos de colores pastel, todos andan por ahí recordándome cosas.

Emulando a el Dr. Moreau, he hecho “experimentos” con ellos para crear al súper Post – it ha! ha! ha! ha! Ejem… sí, cómo les decía, a veces quiero el post – it de la jirafa pero con fondo neón, entonces recorto la figurita de uno y la pego en otro con el color deseado, otras veces uno varios para hacerlos de mayor tamaño, o les pego calcomanías (también soy fan), o les dibujo márgenes o les escribo mis iniciales o les recorto las orillas para que queden onduladas o con piquitos o hago, lo que Pu Tai ha llamado Pock – it
Un Pock – it no es más que una hojita Post – it con tres orillas pegajosas para que al adherirse simule una bolsita, es un concepto simple ¿verdad?, yo los he armado “artesanalmente”, es decir, corto la tira de pegamento de dos hojitas y las pego en una tercera para después adherirla a un libro, cuaderno, fólder o, como en este momento, a la pared de la oficina.
Vaya, me doy cuenta que en un planeta habitado por millones y millones de personas es difícil concebir ideas únicas. Hasta donde sé el Pock – it de Pu Tai es sólo un diseño y no está a la venta, ¿será tarde para patentar la idea y vendérsela a 3M?

lunes, 3 de diciembre de 2007

Cascada de los deseos

Es un camino largo. Camino por el camino (en realidad es una autopista). Estoy cansada de caminar. Dos pasos más. Me detengo. Miro el cielo, es de un azul fabuloso, casi totalmente despejado, solamente hay una nube enorme por la que corre un río, lo sigo con la mirada mientras pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación. Quisiera estar en mi casa”.

Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. Desaparece. El agua cae justo atrás de mi casa (¿estuve siempre tan cerca?). ¡Qué maravilla!

En la entrada de la casa está mi papá desarmando, armando, reparando su automóvil. Me acerco y hago muchas preguntas: ¿qué es esto?, ¿cómo se llama aquello?, ¿para qué sirve esta cosa de acá?

[Fragmento perdido]

Mi papá y yo vamos en el automóvil por aquel camino largo (que en realidad es una autopista) por el que me cansé de caminar. Me enseña a conducir. ¡Qué sencillo es!

[Fragmento perdido]

Estoy muy aburrida fuera de mi casa recargada en el automóvil. Miro el cielo, es de un azul fabuloso, casi totalmente despejado, solamente hay una nube enorme por la que corre un río, lo sigo con la mirada mientras pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación. Quisiera tener una computadora con acceso a internet”.

Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. El agua cae justo detrás de una enorme cafetería con servicio de Internet. ¡Qué maravilla!

El establecimiento está lleno de plantas (¿artificiales?), es como entrar a un Rainforest Cafe pero sin los falsos animales y sonidos selváticos. La mitad del lugar está repleto de gente. El encargado no se da abasto. En la otra mitad solamente hay una persona. Es fácil elegir a donde ir.

Me siento junto a la persona solitaria. Es Salvador Dalí. Lo saludo como si de un viejo amigo se tratara. Me contesta el saludo como si fuera una amiga suya. Me dice: “el encargado no me atiende y necesito ayuda para actualizar mi perfil”. Le contesto, le pregunto: ¿para que quieres una nueva cuenta si ya tienes un horrendo Hi5?. No hay nada más surreal que hacer parecer que algo horrendo no lo es. Con esa respuesta quedo satisfecha y no me queda más que ayudarlo.

Creamos un nuevo usuario, personalizamos su página, subimos imágenes. Para probar me manda una invitación para ser su amiga. Yo acepto. Intercambiamos mensajes en el chat (a pesar de que estamos a medio metro de distancia). Él ríe a carcajadas por algo que escribí. Se nota que le gusta llamar la atención. Llega Gala. Le cuenta lo que hemos estado haciendo, cómo creamos su usuario, personalizamos su página y subimos imágenes. Ella le sonríe y él ríe a carcajadas. Es feo sentirse ignorada. Cierro mi sesión. Qué se diviertan, les digo pero parece que no me escuchan.

Llego a mi casa. Entro a mi cuarto. Enciendo la computadora. Me pongo la pijama preparándome para una noche de insomnio. Por la ventana veo correr el agua de la cascada y pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación”. Beep. En la pantalla se lee “Mensaje de Salvador Dalí”. Clic. Leo “¿A qué hora te conectas mañana?”. Mmmmhhhh….

Despierto.


Ilustración cortesía de Patricio Betteo