Es un camino largo. Camino por el camino (en realidad es una autopista). Estoy cansada de caminar. Dos pasos más. Me detengo. Miro el cielo, es de un azul fabuloso, casi totalmente despejado, solamente hay una nube enorme por la que corre un río, lo sigo con la mirada mientras pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación. Quisiera estar en mi casa”.
Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. Desaparece. El agua cae justo atrás de mi casa (¿estuve siempre tan cerca?). ¡Qué maravilla!
En la entrada de la casa está mi papá desarmando, armando, reparando su automóvil. Me acerco y hago muchas preguntas: ¿qué es esto?, ¿cómo se llama aquello?, ¿para qué sirve esta cosa de acá?
[Fragmento perdido]
Mi papá y yo vamos en el automóvil por aquel camino largo (que en realidad es una autopista) por el que me cansé de caminar. Me enseña a conducir. ¡Qué sencillo es!
[Fragmento perdido]
Estoy muy aburrida fuera de mi casa recargada en el automóvil. Miro el cielo, es de un azul fabuloso, casi totalmente despejado, solamente hay una nube enorme por la que corre un río, lo sigo con la mirada mientras pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación. Quisiera tener una computadora con acceso a internet”.
Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. El agua cae justo detrás de una enorme cafetería con servicio de Internet. ¡Qué maravilla!
El establecimiento está lleno de plantas (¿artificiales?), es como entrar a un Rainforest Cafe pero sin los falsos animales y sonidos selváticos. La mitad del lugar está repleto de gente. El encargado no se da abasto. En la otra mitad solamente hay una persona. Es fácil elegir a donde ir.
Me siento junto a la persona solitaria. Es Salvador Dalí. Lo saludo como si de un viejo amigo se tratara. Me contesta el saludo como si fuera una amiga suya. Me dice: “el encargado no me atiende y necesito ayuda para actualizar mi perfil”. Le contesto, le pregunto: ¿para que quieres una nueva cuenta si ya tienes un horrendo Hi5?. No hay nada más surreal que hacer parecer que algo horrendo no lo es. Con esa respuesta quedo satisfecha y no me queda más que ayudarlo.
Creamos un nuevo usuario, personalizamos su página, subimos imágenes. Para probar me manda una invitación para ser su amiga. Yo acepto. Intercambiamos mensajes en el chat (a pesar de que estamos a medio metro de distancia). Él ríe a carcajadas por algo que escribí. Se nota que le gusta llamar la atención. Llega Gala. Le cuenta lo que hemos estado haciendo, cómo creamos su usuario, personalizamos su página y subimos imágenes. Ella le sonríe y él ríe a carcajadas. Es feo sentirse ignorada. Cierro mi sesión. Qué se diviertan, les digo pero parece que no me escuchan.
Llego a mi casa. Entro a mi cuarto. Enciendo la computadora. Me pongo la pijama preparándome para una noche de insomnio. Por la ventana veo correr el agua de la cascada y pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación”. Beep. En la pantalla se lee “Mensaje de Salvador Dalí”. Clic. Leo “¿A qué hora te conectas mañana?”. Mmmmhhhh….
Despierto.
Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. Desaparece. El agua cae justo atrás de mi casa (¿estuve siempre tan cerca?). ¡Qué maravilla!
En la entrada de la casa está mi papá desarmando, armando, reparando su automóvil. Me acerco y hago muchas preguntas: ¿qué es esto?, ¿cómo se llama aquello?, ¿para qué sirve esta cosa de acá?
[Fragmento perdido]
Mi papá y yo vamos en el automóvil por aquel camino largo (que en realidad es una autopista) por el que me cansé de caminar. Me enseña a conducir. ¡Qué sencillo es!
[Fragmento perdido]
Estoy muy aburrida fuera de mi casa recargada en el automóvil. Miro el cielo, es de un azul fabuloso, casi totalmente despejado, solamente hay una nube enorme por la que corre un río, lo sigo con la mirada mientras pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación. Quisiera tener una computadora con acceso a internet”.
Mis ojos encuentran el final de la nube. El río se convierte en una cascada en el cielo. Hay un arco iris. El agua cae justo detrás de una enorme cafetería con servicio de Internet. ¡Qué maravilla!
El establecimiento está lleno de plantas (¿artificiales?), es como entrar a un Rainforest Cafe pero sin los falsos animales y sonidos selváticos. La mitad del lugar está repleto de gente. El encargado no se da abasto. En la otra mitad solamente hay una persona. Es fácil elegir a donde ir.
Me siento junto a la persona solitaria. Es Salvador Dalí. Lo saludo como si de un viejo amigo se tratara. Me contesta el saludo como si fuera una amiga suya. Me dice: “el encargado no me atiende y necesito ayuda para actualizar mi perfil”. Le contesto, le pregunto: ¿para que quieres una nueva cuenta si ya tienes un horrendo Hi5?. No hay nada más surreal que hacer parecer que algo horrendo no lo es. Con esa respuesta quedo satisfecha y no me queda más que ayudarlo.
Creamos un nuevo usuario, personalizamos su página, subimos imágenes. Para probar me manda una invitación para ser su amiga. Yo acepto. Intercambiamos mensajes en el chat (a pesar de que estamos a medio metro de distancia). Él ríe a carcajadas por algo que escribí. Se nota que le gusta llamar la atención. Llega Gala. Le cuenta lo que hemos estado haciendo, cómo creamos su usuario, personalizamos su página y subimos imágenes. Ella le sonríe y él ríe a carcajadas. Es feo sentirse ignorada. Cierro mi sesión. Qué se diviertan, les digo pero parece que no me escuchan.
Llego a mi casa. Entro a mi cuarto. Enciendo la computadora. Me pongo la pijama preparándome para una noche de insomnio. Por la ventana veo correr el agua de la cascada y pienso: “algo debe pasar con el ciclo del agua, específicamente con el proceso de condensación”. Beep. En la pantalla se lee “Mensaje de Salvador Dalí”. Clic. Leo “¿A qué hora te conectas mañana?”. Mmmmhhhh….
Despierto.
7 comentarios:
Una nube por la que corre un río, que se convierte en una cascada en el cielo. Un arcoiris, un deseo cumplido. Un sueño.
Es, querida Bastet, tan hermoso como la ilustración. Me gusta mucho tu mirada al cielo.
No, la verdad es que sé que guarda un significado grande, pero no sé cuál es, no para que fingir que entiendo. Je am cansada, no puedo imaginarme una cascada.
BS:
Veo que no soy el primero en recorrer el paisaje de tus sueños, pero leerlo es como pisar un pasto recién cortado.
Gracias por dejarnos pasear por tu jardín.
La imagen me recuerda algo que ya he visto antes, no recuerdo dónde...
Debo irme, que Picasso está online.
Furtiva:
Lástima que ese último deseo solamente se pueda cumplir en sueños. Aprovecho para decir: Salvador, hasta luego!
Garracatapunchis:
;) Es sólo uno de mis sueños, no pretendo dar mensaje o moraleja ni nada por el estilo, ahora que si eres psicoanalista, tal ves te interese encintrarle el lado freudiano :D
Patricio:
Tardaste demasiado :)
No sé porque te resulta familiar, la obtuve de un blog que anda por ahí, tal vez lo has visitado también ;)
Marqués:
… ¿y tu comentario?
Hey! Bastet aquí va mi comentario:
Lindo sueño, cascadas en el cielo, no me lo habría imaginado, pero eso es lo que se puede esperar de la persona que lleva una foto de Salvador Dalí en su cartera ;D
Mis sueños son igual de surrealistas pero el tuyo es mejor, una cascada atras de mi casa sería genial. Tal vez tenga algún significado le preguntaré a Freud por el messenger.
bye ;)
Marqués, ¿dónde andabas? :)
Ash! Tú siempre revelando “intimidades” :D
Un Blogger más:
Pero Freud está muerto, ¿no? o ¿tu Messenger es una especie de ouija digital?, bueno, no importa, me avisas que interpretación da ;)
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