domingo, 25 de mayo de 2008

Feliz fin de semana

¿Se imaginan un paseo por la mente de Salvador Dalí? Sólo cierren un momento los ojos y piensen que al andar por la calle encuentren a una persona con cajones por todo su cuerpo, a un unicornio que sangra por el cuerno, a un Isaac Newton sin rostro o a un elefante con patas delgadísimas. ¿Sienten, como yo, esa emoción que es muy parecida a la felicidad?

Sí, algo muy cercano a la felicidad fue lo que sentí durante mi visita a la exposición “Salvador Dalí, juego y deseo” del museo Soumaya. Desde el primer momento en que miré las esculturas que se encuentran en Plaza Loreto mi corazón comenzó a latir rápidamente, no podía creer que aquello había sido esculpido por el mismísimo Dalí.

Es necesario atravesar el museo para llegar al sitio de la exposición, no permitiría que la impaciencia arruinara el momento, así que respiré profundo, conté hasta 10 y disfruté de las demás obras expuestas, muchas de A. Rodin y Jorge González Camarena, entre otros.

Al fin, en el fondo de la sala, las rápidas palpitaciones cardiacas regresaron al sentirme rodeada por la obra de Dalí, fui mirando las esculturas una a una, leyendo las acotaciones y por primera vez hice conciencia de que SD y yo compartimos el mundo durante algunos años, claro, durante aquel tiempo él nunca supo de mi existencia y yo era un bebe al que únicamente le interesaba comer y dormir, pero por supuesto que eso no disminuyó mi emoción, al contrario, esa emoción fue la que me empujó a romper una de las principales reglas de los museos “no tocar”; me disculpo, pero no me arrepiento, haber tocado furtivamente por sólo unos instantes al Elefante Espacial fue… wow.

Y el recorrido terminó, apenas cinco o seis piezas, no suena impresionante, pero cada una de ellas vale la pena, vayan, no se arrepentirán. Yo, por lo pronto ya espero con inquietud a que la nueva sede del museo se inaugure, allí exhibirán 42 esculturas de Dalí, seguro iré.

Esperen, entre tanta emoción todavía no les digo que fue lo mejor de ese fin: la compañía de Amón, espero pasar muchos días más junto a él.


En la imagen: "Nobleza del Tiempo", una de las esculturas de la exposición.

lunes, 12 de mayo de 2008

Hoy no hay post

No me ha pasado nada para ser posteado, no recuerdo ningún sueño interesante, ni he visitado ninguna página curiosa.

Parece que a Ghanesa se lo tragó la tierra (en realidad debe estar muy ocupado, es el único dios en activo que conozco), a Hércules sólo lo saludé de lejitos al encontrarnos en la calle, no he concretado la cita con Huitzilopochtli, Anubis nada más me envía e mails con saludos y no tengo idea de dónde puedan estar las valquirias.

Una semana después y el post pasado tiene 0 comentarios.

La verdad es que tengo el ánimo abajo, no tanto como para decir que estoy deprimida (pero casi), únicamente ando con las pilas bajas. Es como si el mundo haya decidido continuar su paso por el Universo sin mí. Como si al bajarme a estirar las piernas el autobús de la excursión me haya dejado atrás.

¡Paren al mundo que me quiero subir!

lunes, 5 de mayo de 2008

Viajeros somos y en el camino andamos

Me gusta pensar en mi vida como un viaje, uno con aventuras muy ordinarias. Hay veces que estoy en la selva buscando cocodrilos, otras me voy de safari a la sabana africana o me quedo a leer bajo un árbol en Yellowstone, siempre trato de evitar las playas (los días soleados no me van muy bien) y la mayoría de las veces ando entre montañas y riscos practicando alpinismo.

A medida que el viaje avanza encuentro rutas que convergen con la mia y son en estas intersecciones donde he conocido a muchos otros viajeros, personas y divinidades que se han convertido en mis maestros (siempre es bueno saber cómo sobrevivir al monzón del serengeti aunque nunca he estado en uno), amigos (todos ellos excepcionales, qué suerte haberlos hallado) y compañeros (las largas distancias se sienten menos con buenas compañías). Es increíble cuando otros ajustan su tour por la vida para poder coincidir muchas veces más, claro, a mí también me ha tocado hacer reacomodos, pero hasta ahora, nada que no valga la pena.

Quines me conocen saben que a veces mi brújula pierde el Norte, mis marcas en el mapa comienzan a cambiar y, así de voluntariosos como somos los gatos, dejo el avión para abordar un tren o “extravío” el boleto del autobús para embarcarme hacia donde a la marea le parezca pertinente. Entonces es cuando me doy cuenta que he perdido el rastro de muchos, que muchos me han perdido el rastro. Hay ocasiones en las que resulta fácil propiciar los reencuentros, pero hay otras en que ya los creo imposibles… en fin, el caso es que, desde hace vario tiempo decidí dejar marcas en el camino (tipo “Bastet estuvo aquí”), para que aquellos que sepan dónde mirar tengan razón de mí, incluyéndome, porque no siempre recuerdo en donde he estado :P

Ahora, ¿saben quién encontró pistas que no sabía que había dejado? Huitzilopochtli. Sí, el alegre colibrí por una extraña coincidencia llegó a mi página en Twitter, algo en mis actualizaciones le pareció familiar de modo que usó el link “web” para llegar a este blog, el cual ya no le pareció tan familiar (después de todo hay muchas Bastet en el mundo) pero aún así fue a Entre Bubastis y el Nilo (mi Windows Live Space), leyó uno de los posts, supo que yo soy yo y se puso en contacto con migo :D

He hablado poco con él (bueno, en realidad nada, chateamos, que se trata técnicamente de leer y escribir) pero aún no sé cómo es que no lo he visto en las reuniones del panteón, ¿será que no saben que existen? lo que indicaría que el tipo ha estado viviendo bajo una roca, o ¿es que se escondía de mí? porque, ahora recuerdo que fue él quien dejó de hablarme, ¡ay! ¿quiere reclamarme algo?... no importa, lo que sea, mataré dos pájaros de un tiro (hablando metafóricamente): me reencontraré con un amiguito del pasado y regresaré a las reuniones… a propósito, los aztecas beben chocolate ceremonialmente ¿verdad?, pues a mí todavía no me permiten tomar café ;)

Nota: ¿Se fijaron que hice una larga y reflexiva introducción?
Nota 1: Twitter es la onda, ayudó a sacar a alguien de la cárcel y dio pistas para que me encontraran, ¿cuántas otras historias similares habrá?