Ayer, un poco antes de irme a dormir, escuché un grillo.
Inesperadamente el chirrido me hizo recordar la única carta que he enviado por correo convencional.
Dalí, a él estaba dirigida mi carta y hasta Cataluña llegaría.
Un día del otoño de 1989 acudí al correo toda emocionada por dejar el sobre en el buzón.
Algunas veces todavía me pregunto si me habría contestado y que diría su respuesta.
Lástima que él haya muerto en enero de ese año.
Cuéntame lo que sueñas. Es lo único que todavía recuerdo de lo que escribí en la carta.
1 comentarios:
A mí también me hubiera gustado saber los sueños de Dalí, para ver si se parecían a las cosas que se me aparecen por las noches y que al despertar se disipan, se escapan como las promesas del pasado...
Un abrazo, B.
Publicar un comentario