Por una sola razón: prácticamente no existe mi talla.
¡Es muy difícil fabricar zapatos del 2.5!
Las tallas para niñas generalmente terminan en el 2, y las de damas comienzan en el 3, ¿y el 2.5 se perdió en el limbo?
No importa a donde vaya a comprar, casi siempre termino con un par demasiado justo o con uno muy grande (en esos casos, agradecida estoy con el Dios de las correas y los cierres).
No soy alguien que tiene decenas de pares de zapatos que jamás usa, no, muy al contrario, sólo tengo lo que necesito: 2 pares, unos negros y otros cafés, ah y unos tenis que permanecen prácticamente nuevos dentro de su caja. O sea, me porto bien, entonces díganme ¿por qué el Dios Zapatero se enfadó con migo y mandó al mundo esas hermosísimas botas (en foto) únicamente en tallas obscenamente grandes para mí?
¡Oh cosmogénesis del calzado ¿por qué te olvidaste del dos y medio?!.
Cuando la Luna alumbra al callejón
viernes, 7 de agosto de 2009
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