Tengo un cuaderno, bueno, varios cuadernos y comúnmente alguno de ellos me acompaña. Los uso para escribir cualquier cosa: alguna ocurrencia, recados, pendientes, pruebas de color o simplemente rayas, cuadros y triángulos multicolores (en especial cuando tengo bolígrafos nuevos).
Hay un cuaderno en especial que además aloja a los posts que (posiblemente) se publicarán aquí. La gran mayoría de esos textos están a medio redactar, algunos son apenas un par de renglones y otros se han hecho tan largos y divagantes que ya no dicen nada… El caso es que este cuaderno, el de los posts, ha desaparecido, no lo encuentro por ninguna parte, temo haberlo olvidado por ahí y que ahora esté solo bajo la lluvia o a merced de algún malandrín que usa sus preciadas hojas para encender el boiler. Oh, no.
Teniendo en cuenta la baja producción de este blog el que perdiera precisamente ese cuaderno se convierte en una pequeña crisis, así que acudo al servicio de la sociedad por si lo ven díganle que regrese a casa porque no hay nadie que lo quiera más que yo.
Cuando la Luna alumbra al callejón
miércoles, 19 de agosto de 2009
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